Los amantes apagan la luz. Ella se sienta en la cama, él se acuesta boca arriba. Casi de forma sincronizada, cierran los ojos. Empiezan a decirse algunas frases tímidas y a tocarse. Las respiraciones se aceleran y los gemidos son cada vez más fuertes. En la oscuridad del cuarto, cada uno puede sentir el cuerpo del otro de una forma que hacía mucho que no sentían. Él termina antes pero finge hasta que ella también acaba. Luego, se despiden y cuelgan.
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