Regalarle un gato a un niño a veces puede no ser una buena idea. Desde que lo vio, parado en la puerta, con esos ojos tristes que pedían a gritos un nuevo amigo, supo que iba a matarlo. Al poco tiempo, ya tenía un plan. Conocía la historia del tío Alberto, que murió electrocutado en la piscina. Esperaría que fuera a tomar agua a la pileta, como solía hacer frecuentemente a pesar de los retos y algún que otro golpe que había recibido, y en ese momento arrojaría al agua un alargador que tenían enchufado para conectar la podadora. Así sucedió: cuando se acercó al borde de la pileta y se agachó a tomar agua, la garra empujó el enchufe.
Asesino
Actualizado: 22 nov 2018
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